Cuando los padres del marido de Lexie se ven obligados a abandonar su casa por perder el trabajo, se quedan desamparados. Al ver la angustia de su marido por no poder ayudar, Lexie permite que su madre los acoja. Las cosas empiezan bien, pero luego cambian las tornas. En vez de estar agradecidos, empiezan a quejarse de todo, lo que provoca una llamada a los servicios sociales.
No mucho después de que Cameron y yo nos casáramos, sus padres tuvieron que enfrentar circunstancias desafortunadas. Su madre, Jessica, y su padre, Roger, no tuvieron más remedio que abandonar su casa porque Roger había perdido su trabajo. Cameron y yo no teníamos espacio para acogerlos. Pero estaban desesperados, y nosotros también. No podíamos dejar que intentaran arreglárselas solos. Cuando se dieron cuenta de que mi madre vivía sola, le pidieron que les dejara mudarse con ella. Mi madre tenía una casa de dos plantas, pero debido a que estaba en silla de ruedas desde que tuvo un accidente de coche hace unos años, tenía una enfermera interna para que la cuidara. “Por favor, Tanya”, dijo mi suegra cuando estábamos todos cenando en casa de mi madre. “No tenemos otro sitio adonde ir. Y de momento no disponemos de dinero”. Sabía que todo esto afectaba a mi marido porque no podíamos hacer mucho por nuestra cuenta. Cuando mi madre aceptó, Cameron me agarró la mano con fuerza y suspiró aliviado. “Por supuesto, puedes quedarte aquí. Puedes quedarte todo el tiempo que necesites”, le dijo mi madre. Al principio, las cosas iban bien. Mi suegra cocinaba y mi suegro cortaba la hierba y se ocupaba del mantenimiento básico de la casa. Pero entonces, las cosas cambiaron y se involucraron los servicios sociales. Fue una pesadilla. Esto es lo que ocurrió. Mis suegros empezaron a quejarse de que mi madre ocupaba todo el primer piso, algo que era evidente. Desde su accidente, mi hermana y yo habíamos convertido el primer piso en una casa entera para mi madre.