Zoe, una enfermera muy ocupada, dependía de su suegra, Denise, para que cuidara a su hijo, Leo, durante sus turnos nocturnos. Pero recientemente, Leo comenzó a temer las visitas de su abuela, aferrándose a Zoe y escondiéndose cuando Denise llegaba. Cuando finalmente reveló la causa, Zoe se sorprendió: Denise había estado usando un hisopo de algodón para recolectar su saliva, persiguiéndolo para analizar su ADN. ¿Su motivo? Denise dudaba de la paternidad de Leo debido a su cabello rubio.
Enfurecida, Zoe se enfrentó a Denise, quien admitió sus sospechas. Andrew, el esposo de Zoe, sugirió una prueba de ADN para aclarar las cosas, pero Zoe agregó su propia condición: Andrew también debería analizar su ADN. Cuando llegaron los resultados, se confirmó la paternidad de Leo, pero surgió un giro inesperado: Andrew no era el hijo biológico de su padre.
La revelación dejó a Andrew tambaleándose y se distanció de Denise, quien confesó haber tenido una aventura hace mucho tiempo. Con sus inseguridades expuestas, Denise perdió el control de su familia, mientras que Zoe y Andrew decidieron seguir adelante, dejando el pasado atrás.