Una niña le dice a su madre: “Mamá, cuando estabas fuera trabajando, vino una señora extraña”… “Ahora no”, dice mamá. “Espera a que llegue papá a casa”. Así que esperan hasta que papá llega a casa, y entonces mamá dice: “Ahora, cariño, ¿qué estabas diciendo sobre papá y la señora extraña?” Y papá empieza a decir algo, pero mamá dice: “Cállate, hablaré con mi abogado por la mañana. Sigue, cariño”. “Bueno”,
dice la niña, “papá me dijo que me quedara abajo mientras ellos subían, pero los seguí sin que papá me viera, y los vi abrazándose y besándose en lo alto de las escaleras. Luego entraron en tu dormitorio y cerraron la puerta, pero yo subí y miré por el ojo de la cerradura”. “Niña lista”, ronronea mamá. “¿Qué pudiste ver por el ojo de la cerradura? ”“Los vi abrazándose y besándose un poco más, y luego
comenzaron a quitarse la ropa el uno al otro, y siguieron así hasta que no tenían nada puesto, y entonces la señora se subió a la cama y papá se puso encima de ella”. “¿Sí?”, dice mamá. “¿Y luego qué pasó?”. “Luego hicieron lo que tú y el tío Jack hicieron cuando papá estuvo en Vancouver el año pasado”, dice la niña con seguridad.